martes, 9 de febrero de 2010

El secreto del Oscar


Si es verdad que los argentinos tenemos facilidad para la pasión, el orgullo nacional y hasta el fanatismo, este 2010 no sólo nos verá alentando la –hasta ahora­– desdibujada selección de fútbol de Maradona, pues también estaremos pendientes de la suerte que corra El secreto de sus ojos el 7 de marzo, en los premios Oscar.
Esta cinta llega a la glamorosa ceremonia de Hollwyood precedida de nominaciones, premios y éxito de taquilla y de crítica. Pero con el Oscar están en juego otras cosas. Por un lado,  se ganaría un lugar en el libro de unos premios que gozan de la mayor fama, aunque no del prestigio unánime; por el otro, la posibilidad de que el galardón redunde en dinero, no sólo el de la distribución de la cinta en los Estados Unidos, sino también en la vía abierta que podrían encontrar intérpretes y directores para contratos futuros en la Meca del cine.
Ahora bien, ¿cuáles son las posibilidades concretas con las que cuenta la cinta de Juan J. Campanella para aspirar a que los argentinos griten, como un gol del Mundial, su Oscar a la mejor película extranjera?
Es difícil decirlo. Primero que nada, porque no hemos visto a sus competidoras –La teta asustada, de Perú; Ajami, de Israel; Un profeta, de Francia y La cinta blanca, de Alemania–; segundo, porque aunque las conociéramos, tampoco estaríamos muy seguros de que la calidad pura del filme sería por sí sola garantía de un galardón.
En Hollywood, el asunto no es tan sencillo. Influyen otros temas, por ejemplo, la casi obsesiva intención de que entre las películas extranjeras se premie los temas graves, enfocados desde la corrección política. Pero se mueve también el aspecto monetario que mencionábamos antes, es decir, la posibilidad de que el filme pueda ser vendido –incluso por la vía de la remake– en EE.UU.
Si es por la primera de las variables, El secreto de sus ojos lleva las de perder ante filmes como La cinta blanca –ya ganó el Globo de Oro por su abordaje sobre los orígenes del fascismo– o Ajami –sobre el conflicto árabe-israelí. En cambio, en el segundo de los casos, Campanella encaja mejor con las posibilidades de que este premio le depare buenos réditos como director en Hollywood, ámbito que de hecho ya conoce. Sin embargo, allí la peruana La teta asustada compite por el hecho de que su directora es sobrina de Mario Vargas Llosa y de Luis Llosa, director de éxitos de Hollywood como El especialista o Anaconda.
Como fuera, hay algo claro: El secreto de sus ojos es una seria competidora. Acaso, más seria que la Selección de Diego.

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