martes, 6 de octubre de 2009

La dueña de todas las canciones


Las páginas de los diarios, los minutos de la televisión, el aire de la radio, parecen todos, hoy, una larga elegía, dolida y profunda, ante la muerte de Mercedes Sosa. Su figura, su rostro aindiado que parecía irradiar bondad, son motivo frecuente de todas las crónicas. Pero ¿qué nos deja La Negra como artista? Mucho más, creemos, que haber formado parte de la fundación del Nuevo Cancionero Cuyano. Mucho más que cantar durante décadas y llevar nuestro folclore a los escenarios del mundo.

¿Qué nos deja La Negra? Pues no es un secreto que el arma con que derrotó los oídos más escépticos no fue otro que su magnífica voz. Una voz de soprano que se fue haciendo, si se nos permite la imagen, más «terrosa», oscura y bajó hacia el registro de mezzosoprano e incluso de contralto. Con esa voz, Mercedes Sosa hizo algo más que cantar esa música comprometida que era un deber cantar, según los fundamentos del propio manifiesto que firmó junto con Tejada Gómez, Tito Francia y Oscar Matus. La Negra Sosa, como magnífica intérprete que fue, se «adueñó» de las canciones. Adueñarse de las canciones significa convertirse en la mejor intérprete de las mismas. Crear un molde de perfección sonora en los oídos de los escuchas de modo que siempre su versión (su «lectura», se diría en música académica) se convierta en referencial.

La Negra hizo esto, y no sólo con la música folclórica que ella estrenó con su bella voz, sino con toda la música que le pasó por la boca. Lo hizo con canciones de Charly García (¿hay mejor versión que la suya de Inconsciente colectivo?) o con canciones de Fito Páez (¿no canta mejor que el rosarino Y dale alegría a mi corazón?).

Además, lo hizo con las canciones que antes cantaron Violeta Parra o Chabuca Granda, sus contendientes a la hora de lucir el mote de «la voz de América». Por eso fue más grande que ellas. Eso es lo que nos legó. Eso, sí, es lo que nos quedará para siempre.
Fernando G. Toledo

Artículo en Diario UNO.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Fernando: es cierto, ella de alguna forma se adueñaba de las canciones, porque no sólo las cantaba sino que izaba esa voz venida de otro mundo para echar alas a las palabras que dichas desde su voz-tierra sonaban definitivas, hermosa tu nota.

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