martes, 29 de septiembre de 2009

El regreso de un Charly García “posible”

El 8 de junio de 2008 asistíamos, tristes pero no sorprendidos, al último y quizá más grave de los escándalos de Charly García en Mendoza. De Charly García en Mendoza, sí, porque es aquí donde el gran músico argentino protagonizó algunos de sus episodios más tristes (demolición de un hotel, lanzamiento desde un piso alto hacia una piscina, agresiones en un pub, etcétera). Aquí Charly hizo “crac” tras interminables años de drogas y alcohol. Su delgado y veterano cuerpo dijo “basta” y debió ser internado de urgencia en un psiquiátrico. Parecía que se trataba de un camino sin retorno.

Pero el autor de Promesas sobre el bidet pudo volver de esos abismos y el miércoles eligió el estadio Monumental de Lima (Perú) para su regreso en vivo después de su temporada en el infierno. Un regreso calculado con vara comercial, hay que decirlo, pero apoyado en su nuevo rostro: el de un hombre apocado, medicado seguramente, pero capaz al menos de saber que su mano se dirigirá a las teclas de su piano y no hacia el rostro de algún ayudante, un vaso de whisky o algo más.

Este Charly es, sin dudas, un Charly diferente del de sus mejores épocas, y eso que hablamos de un músico que tuvo muchos años de buenas épocas. Con Sui Generis a principios de los ’70, con La Máquina de Hacer Pájaros a mediados de esa década, con Seru Giran a finales de la misma, con su impresionante carrera solista durante los ’80 y con algún disco definitivo a principios de los ’90, Charly García dio todo de sí para ser tan grande como para eclipsar, si se quiere, a otros grandes del rock nacional (Luis Alberto Spinetta, por ejemplo).

Pero este Charly diferente, el que se aprecia en las imágenes de su show peruano, es al menos un Charly “posible”. El Charly “imposible” es aquel que iba rumbo a una destrucción que avanzaba en dos vectores: el de su propia intoxicación y el de aquellos de su entorno (y cierto público) que celebraban esa manera de exponer su hundimiento a costa de olvidar su preciado tesoro musical.

Es un Charly diferente pero posible, y esto significa acaso que su retorno tan bien llevado desde la mercadotecnia permita al menos celebrar al mejor Charly. “Saben los que te conocen, / que no estás igual que ayer” podría recordarle cualquiera, citando los versos de Mientras miro las nuevas olas (Seru Giran). Él nos respondería, sin dudas, con el título de su nueva canción, que no es gran cosa pero tiene un halo de sinceridad: Deberías saber por qué.

Mientras esperamos a que Charly García pase por Chile y luego por el estadio de Vélez Sarsfield (el 23 de octubre), con vistas a tocar en esta provincia tan especial para él, hay que decir que si bien muchos preferimos al mejor Charly, también elegimos al Charly posible. Del otro ya quizá, hoy mismo, no podríamos hablar en tiempo presente.

Fernando G. Toledo

1 comentario:

  1. Fernando: primero, felicitaciones por tener la posibilidad de que tu columna tenga un lugar más de acceso que el diario de los domingos o en la edición digital del UNO. Aquí está más a mano y permite comentarte y, quizá, tener alguna respuesta.

    ¿Te cuento algo? Ayer llevé el recorte (sí, aunque suene del siglo pasado) de tu nota sobre el "Charly posible" a mis alumnos del último año de la secundaria. Leímos juntos el artículo, reflexionamos sobre tu tesis propuesta y se debatió unos minutos los argumentos y las marcas de subjetividad del autor. Nadie sabe para quién trabaja. O sí, por eso está bien escrito.

    En cuanto al "Caso Charly", yo tenía mi tesis antes del desbande mendocino del año pasado. Y era que no se le podía exigir a Charly que se "normalizara" para parecerse a nuestra mediocridad.

    Sin embargo, el tiempo me hizo ver que él mismo había mediocrizado su excepcionalidad: repitiéndose, destruyéndose y fagocitándose por sus adicciones y ataques de egolatría. Era el rey que caminaba desnudo sin saberlo.

    No me entusiasma del todo este Charly García palitorteguizado y pasteurizado; pero, como vos proponés, es el único posible (y no imposibilitado) al que podemos acceder.

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